La textura es un elemento visual que posee,
al tiempo, cualidades ópticas y táctiles. Este último aspecto es el más
sobresaliente, ya que la textura es un elemento visual que sensibiliza y
caracteriza materialmente las superficies de los objetos o sujetos
fotografiados.
En ocasiones, el grano de una imagen
fotográfica puede ser simultáneamente forma, textura y color, como sucede con
el tipo de pincelada empleada en el campo de la pintura. Con las técnicas de
tratamiento digital se pueden imitar las texturas de la imagen pictórica, con
la utilización de los numerosos filtros que ofrece el programa Photoshop de
Adobe, uno de los más extendidos del mercado. Muchas veces la utilización de
filtros digitales es un recurso que permite enmascarar la escasa calidad de la
fotografía o simplemente para construir imágenes singulares que resulten
impactantes o chocantes al espectador (técnicas que, con los procedimientos
fotoquímicos de laboratorio, serían casi imposibles de obtener, por su
extraordinaria dificultad).
En la fotografía fotoquímica, la textura
viene determinada sobre todo por el tipo de emulsión fotográfica empleada.
Cuanto menos sensible (más lenta) es la película empleada, el grano fotográfico
será menos visible , y la resolución de la imagen será mucho mayor. Por el
contrario, cuanto más sensible (más rápida) sea la emulsión fotográfica, menor
será la resolución de la imagen, y más visible será el grano fotográfico . La
visibilidad del grano puede venir determinada, bien por el tipo de revelador
empleado en el proceso de obtención de la imagen, bien por la utilización de
técnicas digitales de revelado, positivado o de tratamiento digital. La mayor
visibilidad del grano puede ser un factor que comprometa la nitidez de la
imagen, hasta el punto de que la imagen carezca de profundidad espacial, y
parezca absolutamente plana.
Finalmente, cabe señalar que la textura es
un elemento clave para la construcción de superficies y planos (Villafañe,
1987, p. 110). Arnheim afirma que se trata de un elemento al servicio de la
creación de profundidad en la imagen, de la que depende su tridimensionalidad,
en la que juega un papel esencial la iluminación, como veremos.
Nitidez
de la imagen
Aunque este parámetro no puede ser
considerado como un elemento morfológico de la imagen, creemos necesario
tratarlo en la relación de conceptos de este nivel. Sin duda, la nitidez o
borrosidad de la imagen es un recurso expresivo con una dimensión objetiva que,
en ocasiones, puede encerrar una variedad de significaciones notable, en
especial cuando se combina con la utilización de otros recursos. Tal vez
debería ser relacionado con la aspectualización o articulación del punto de
vista, con el que mantiene una estrecha relación. Sin embargo, en la medida en
que se trata de un elemento cuantificable en términos objetivos, creemos que
merece ser tratado de forma diferenciada a estas alturas del análisis
fotográfico.
Hemos visto cómo la nitidez de la imagen
está estrechamente vinculada al trabajo sobre el grano (o el pixel)
fotográfico, es decir, al concepto de textura. El control del enfoque es una
técnica que permite destacar una figura sobre un fondo de la imagen. Por otro
lado, la falta de nitidez de la imagen puede tener consecuencias notables para
transmitir una determinada idea de dinamismo o de temporalidad de la
fotografía. La ausencia de nitidez de una imagen puede deberse a la utilización
de filtros que le proporcionan un flou, una borrosidad, que pone en jaque la
verosimilitud de la representación, incluso dotándola de cierto onirismo. En
otros casos, una falta de nitidez puede dotar a la fotografía de un tratamiento
pictorialista, muy frecuente entre los fotógrafos de los primeros tiempos de la
historia de la fotografía (Julia Margaret Cameron, Oscar Gustav Rejlander,
Henry Peach Robinson, Gustave Le Gray, etc.), que con ello pretendían dotar al
medio fotográfico de un estatuto artístico.
En definitiva, la nitidez de la imagen
puede ser un ítem a tratar dentro de este nivel del análisis fotográfico, si
bien muchas veces no merecerá un comentario extenso.
Iluminación
La luz es tal vez el elemento morfológico
más importante que cabe destacar en el estudio de la imagen. Es la materia
primigenia con la que se construye. No en vano la fotografía es, como nos
indica la etimología del término, una “escritura de la luz". Rudolf
Arnheim considera este elemento como condición de posibilidad de la propia
imagen, ya que es generadora de espacio, y también de tiempo, añadiríamos
nosotros, porque ¿cómo, si no, podría interpretarse la temporalidad latente de
una fotografía? (Arnheim, 1979, p. 335). La percepción de las formas, texturas
o colores sólo puede hacerse gracias a la existencia de luz. Pero además, la
utilización de la luz puede tener una infinidad de usos y significaciones de
gran trascendencia, con un valor expresivo, simbólico, metafórico, etc. En el
campo de la fotografía, vamos a emplear el término “iluminación” para
referirnos a la utilización de la luz en la construcción de la imagen
fotográfica.
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